Hemos identificado la figura del emprendedor con el profesional que crea una empresa o comienza un proyecto por iniciativa propia.
La RAE define emprendedor como “aquel que emprende con resolución acciones o empresas innovadoras”.
Creo que todos somos emprendedores de nuestra carrera, presente y futuro y en nuestras manos está nuestro destino profesional.
Así, el emprendimiento no está ligado necesariamente a la creación de una empresa y si a la actitud y aptitud del profesional que quiere ir más allá de donde está y sentirse satisfecho de lo que ha logrado, no acomodándose en la queja y en el sueño de lo que podría haber sido si las circunstancias hubiesen sido diferentes.
El emprendimiento está ligado a tres aspectos fundamentales: Riesgo, Foco y Acción.
Un riesgo no solo económico sino también emocional y con el que tendremos que lidiar día a día. Un riesgo a equivocarnos, a volver a empezar, a cambiar de estrategia. El riesgo a que te digan NO.
Una necesidad de Foco y concentración de toda tu energía en la solución de un problema. ¿Os suena eso de poner todos los huevos en el mismo cesto? Pues eso es el foco. No tener un plan B, tener tu plan A y enfocarte en él. Solo en él.
Por último, contar con la capacidad de acción y flexibilidad para el cambio. Innovar, virar, volver a empezar y buscar nuevas alternativas cuando los resultados no son los esperados. Sin acción no hay aprendizaje, sin aprendizaje estamos estancados en el mundo de las ideas.
Un emprendedor no nace, se hace, pero no nos engañemos, hay quienes nacen y viven con una actitud que favorece el emprendimiento, ¿dónde estás tú?.
Cristina Recuero
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